Hoy recordamos al inmenso Ayrton Senna Da Silva, el mejor piloto de todos los tiempos para mucha gente. Ayrton siempre fue más rápido que sus autos, conducía como un demonio bajo la lluvia y tuvo una rivalidad encarnizada con Alain Prost.
¿Cuántos títulos hubiese ganado el brillante piloto brasileño si no se estrellaba contra la curva de Tamburello aquel famoso y trágico fin de semana de 1994 en el cual murió la Fórmula 1 romántica? Difícil de medir a ciencia cierta pero ante el retiro de su archirrival Alain Prost el récord de Juan Manuel Fangio sólo podía ser alcanzado por Senna en ese momento lo cual no es un dato menor.
¿Qué puedo decir yo que no se haya dicho ya sobre Ayrton? Absolutamente todas las opiniones sobre él son casi unánimes: quienes seguimos a la Fórmula 1 desde hace varias décadas atrás lo ubicamos en el top five de la historia de la categoría. El lugar en el que cada uno de ustedes quiera ubicarlo ya es cuestión de gustos personales de cada uno. Y no está mal eso.

Una rivalidad nunca vista
Su única meta era correr lo más rápido posible y ganar. Y no importaban los obstáculos. De esta forma dirimió dos campeonatos del mundo con su némesis, el francés Alain Prost. Terminaron a los autazos en Suzuka en 1989 y 1990. Y fue empate ya que con este proceder (bastante cuestionable en esta época edulcorada que vivimos pero no en su momento) consiguieron un título cada uno. Hoy en día ambos serían fuertemente sancionados.
Pero los momentos que nos regalaron son inolvidables. Uno sacó lo mejor del otro. Se potenciaron a niveles casi ridículos. La otra gran rivalidad que me tocó ver fue Lauda-Hunt pero no tuvo ni el brillo ni la duración de esta.
Este enfrentamiento los hizo mejores pilotos porque ambos, en su afán de ganarse continuamente, exprimieron hasta la última gota de talento que daba vueltas por su torrente sanguíneo. Ellos formaron parte de la última gran rivalidad que tuvo la Fórmula 1 romántica.
Llueve sobre mojado
Muchas veces Ayrton era más rápido que su auto. Y bajo el agua simplemente fue un piloto fantástico. Su actuación en Mónaco 1984 a bordo de su modesto Toleman Hart TG184 diseñado por Rory Byrne y Pat Symonds llamaron la atención del gran público ya que terminó en segundo lugar porque la carrera fue suspendida debido al mal tiempo. Llegó a descontarle cuatro segundos por vuelta al líder Alain Prost e incluso lo superó pero los comisarios tomaron la vuelta anterior para determinar el resultado del gran premio.
Otra soberbia actuación de Senna con pista mojada fue en el Gran Premio de Europa 1993 disputado en el circuito de Donington Park pilotando su McLaren MP4/8. Ese día ganó la competencia y estas dos carreras están entre las mejores actuaciones de la historia con lluvia por parte de cualquier piloto.
El brasileño siempre sabía como debía conducir bajo el agua. No tenía miedo y en muchas ocasiones lo hizo mejor que en piso seco. Poquísimos pilotos tuvieron esta habilidad conductiva.
Un piloto que siempre quería ganar
Ganar era todo para Ayrton, un deportista de élite extremadamente competitivo. No tenía ningún problema en tirar el auto encima de su contrincante como pasó con Prost. La derrota le generaba un dolor inmenso y siempre salía fortalecido de ella.
No corrió nunca para Ferrari porque no le gustaban las apuestas inciertas ya que siempre quería tener disponible un auto ganador y en Maranello construían coches bellísimos que eran una albóndiga… Ayrton siempre buscaba autos ganadores y estos lo buscaban a él.
Un 1 de mayo de 1994 nos dejó de manera inesperada Ayrton Senna y la Fórmula 1 romántica quedaba sepultada por la realidad en Imola en ese trágico fin de semana en el cual también perdió la vida Roland Ratzenberger. A partir de allí nada fue lo mismo para la categoría. Y a Ayrton lo extrañamos todos los días.
Fotos: gentileza McLaren y Prensa Fórmula 1.