
El inesperado triunfo del piloto mexicano sirvió para acallar algunas voces críticas hacia él y para exasperar aún más a sus odiadores y a la prensa británica. Sergio sabe el lugar que ocupa en Red Bull y esta victoria significa una caricia para el alma.
Checo Pérez estaba atravesando momentos complicados en Red Bull. Las críticas no venían tanto del interior del equipo (salvo los clásicos y cuestionables comentarios de Helmut Marko para incentivarlo) sino de la prensa inglesa y de los haters que abundan en estos tiempos de redes sociales en los cuales se acepta impunemente que se pueda escribir o decir cualquier barbaridad.
Y en la mayoría de los casos se trata de Hablemos sin saber, un sketch de la televisión argentina de hace unos años atrás. Allí los protagonistas son opinólogos de todo con dos o tres datos random que hacen creíble su discurso. Claro que en este inolvidable segmento del programa Sin codificar la situación era desopilante y no esparcían odio tal como sucede ahora respecto a Checo.
La prensa inglesa es terrible contra todo lo que no sea británico y tenga que ver con la F1. Ni Ferrari se salva de esa tónica. La Fórmula 1 es un deporte más inglés que el cricket donde todos tratan de ganarle a un equipo italiano. Paradojas de la vida…
Red Bull es un equipo austríaco con un piloto neerlandés (Max Verstappen) y otro mexicano (Sergio Pérez) que utiliza unidades de potencia Honda pese a que su sede central está en Milton Keynes y en ella trabajan muchos ingenieros y personal británico.
Primero quisieron instalar que Max Verstappen se había robado el título del 2021 frente a Lewis Hamilton y luego mostraron su encono hacia Checo Pérez. Lo fueron esmerilando y terminaron imponiendo que el piloto mexicano no debería ser piloto de Red Bull debido a su falta de talento. Y Sergio los calló a todos.

Checo dio una clase de manejo
Sergio Pérez se quedó con el Gran Premio de Singapur de punta a punta manejando brillantemente (aquí te dejamos el directo en nuestro canal de YouTube). Le ganó la primera posición a Charles Leclerc en la misma largada y a partir de allí fue haciendo todo lo que le pedía la carrera. Charles jamás tuvo una opción verdadera para discutirle la victoria a Checo.
Pérez hizo absolutamente todo bien. Se alejó lo necesario de Leclerc para que este no sea una amenaza, fue consistente y contundente a lo largo de toda la carrera, dejó acercarse a Charles para cuidar sus neumáticos, volvió el Ministro de Defensa cuando el piloto monegasco fue a buscar la victoria y cayó en la trampa que le tendió Checo.
Sí, Sergio fue muy inteligente para contener los embates de Charles. Aceleró el ritmo para que la Ferrari número 16 destroce sus cubiertas sin piedad y luego de unas vueltas frenéticas por parte de Leclerc este se quedó sin opciones ya que el ritmo de la F1-75 desapareció literalmente al quedarse sin neumáticos.
Y faltaba lo mejor. El equipo le pidió que abra una ventana de al menos cinco segundos sobre Charles porque la FIA ya había comunicado que habría una investigación una vez concluida la prueba. La misma era por una eventual falta de Checo al no respetar la distancia de diez autos respecto al Safety Car.
Y Sergio cumplió con creces con el cometido ya que le sacó a Charles 7.595 segundos de ventaja y se puso a cubierto de la sanción de 5 segundos que finalmente llegó. El piloto monegasco había tirado la toalla un largo rato atrás…
Sergio Pérez sabe muy bien el lugar y el rol que ocupa dentro de la estructura de Red Bull. el equipo de las bebidas energéticas ganó en tranquilidad y madurez con su llegada. Era el eslabón que hacía falta para que Max pudiese salir campeón. Y eso evidentemente no lo perdonan…

Acallando voces
Absolutamente nadie esperaba una clase de conducción tan soberbia por parte de Checo ni la evidente mejora de su RB18 que volvió a la vieja configuración de piso. Al rendimiento del auto hubo que agregarle el manejo furioso del piloto mexicano y allí cobra más dimensión esta victoria. Fue contra todo y contra todos.
La prensa inglesa se venía haciendo un festín con el rendimiento un tanto apagado de Pérez sin tener en cuenta que el piso que estaba utilizando lo perjudicaba. Y el hater promedio iba en la misma dirección. Le pedían que tuviera el rendimiento de un super campeón con un auto con el cual no se sentía cómodo.
Checo prefiere los autos con subviraje mientras que Max le encanta que su monoplaza tenga sobreviraje. Y la dirección de desarrollo del RB18 con adelgazamiento y redistribución de pesos incluidos favorecía claramente a Max y perjudicaba a Checo.
Checo dio una clase de manejo increíble en singapur que lo puso nuevamente en la lucha por el subcampeonato, algo totalmente impensado para él hace apenas dos años atrás. Claro que a la prensa inglesa y los haters eso no les importa demasiado aunque Sergio les haya cerrado la boca solamente por ahora. Están agazapados y volverán al ataque apenas Pérez baje su rendimiento. Y Checo sabe como contrarrestarlos.

Fotos: gentileza Red Bull Racing.