Liberty Media está matando a la Fórmula 1

El concepto americano de carreras llegó para quedarse en la Máxima. Todo se precipitó desde que Liberty Media se hizo cargo de la categoría en 2017. Incremento desproporcionado de safety cars y de banderas rojas para lograr un espectáculo artificial. A veces parece más una serie de Netflix que un deporte. Como nunca tratan de agradar al público estadounidense.

La Fórmula 1 siempre supo combinar las dosis justas de deporte, glamour y espectáculo. Por ello fue un botín muy apetecible cuando la televisión puso sus ojos sobre ella y comenzó a reproducir sus carreras alrededor del globo. Diez millones de personas seguían sus alternativas en la Argentina durante 1981 cuando Carlos Reutemann peleaba el título con Nelson Piquet. Casi un cuarenta por ciento de la población del país en aquella época miraba las andanzas del Lole. Solamente Gran Bretaña superaba esa cifra.

El auge que se vive en la actualidad por Sergio Pérez en México es altísimo, no por nada se separaron las transmisiones televisivas para América Latina por un lado y para el país azteca por otro. La categoría está viviendo un apogeo como nunca en su historia y las causas para que ello suceda son dos: el efecto Drive to survive atrajo mucho público por un lado y el cambio que está experimentando la categoría en favor del público estadounidense por el otro. Circo y espectáculo fingido por todas partes en lugar de glamour, deporte y espectáculo.

Parte de esa estrategia para captar nuevos aficionados (¿Cuánto tiempo mirarán F1 antes de volcarse nuevamente al béisbol o al fútbol americano?) consistió en ofrecer más espectáculo engañoso. Las carreras sprint (este año habrá nada menos que seis de ellas) forman parte de esta falsedad. No conforme con ello se buscó que las carreras tengan emoción, incidentes y persecuciones artificialmente mediante excesos de safety cars y banderas rojas.

Siempre se aceptó en la F1 que cuando un equipo logra sacar gran ventaja al resto, estos tratan de mejorar para alcanzar a quien lidera la categoría. Ferrari y Lotus en los 70, McLaren en los 80 y Williams en los 90 lograron ser las grandes referencias de aquellos años. Y nadie se quejaba o tildaba de aburrido al Gran Circo porque ganaban Ayrton Senna, Alain Prost, Nigel Mansell, Mario Andretti o Niki Lauda. Si un cambio reglamentario no alcanza para terminar con el dominio de un equipo ahora se busca que nadie tenga una ventaja decisiva. ¿Igualar para abajo? Porqué no me extraña.

La tercer largada en Australia fue caótica y para rematarla Niels Wittich decidió sacar a pasear los autos con un Safety Car en la última vuelta.

Un modelo a la americana

El reglamento 2022 se hizo para terminar con el escandaloso dominio de Mercedes en la primera parte de la era híbrida (por cierto, fue un fracaso) pero ahora la preocupación es el incipiente dominio de Red Bull con Max Verstappen y Sergio Pérez. En la temporada 2022 Max se quedó con quince grandes premios mientras que Checo se llevó dos victorias. Diecisiete triunfos en veintidós competencias para una misma escudería es un número un tanto abrumador para las estrategias de Liberty Media.

Cuatro largadas, cuatro Safety Car, tres banderas rojas y un Virtual Safety Car en una misma competencia son demasiado para el sentido común salvo que se esté buscando armar espectáculo artificialmente. Ese no es el ADN de la Fórmula 1 tal como lo expresó Max Verstappen. No se puede cambiar permanentemente ni hacer un deporte solamente para agradar a los aficionados.

Y eso están haciendo Liberty Media y la FIA, un deporte a la carta. Primero se crea el deporte y luego estos consiguen sus adeptos pero hacerlo al revés no tiene sentido como está sucediendo ahora con la Máxima. Carreras de autos hubo siempre bajo distintas modalidades pero la Fórmula 1 está matándose a sí misma con el abrazo del oso que le está haciendo Liberty Media. ¿Cómo van a adaptar a un deporte al gusto de los aficionados? Están matando la gallina de los huevos de oro solamente por un puñado de billetes. ¿Cómo olvidar lo sucedido en Arabia Saudita en el 2022?

Stefano Domenicali es el CEO de la FOM, el brazo armado de Liberty Media.

Un futuro inquietante

Nadie va a ceder absolutamente nada. La FIA y a la FOM seguirán usando al Safety Car y a las banderas rojas para hacernos creer que hay una lucha pareja. Los viejos aficionados de la categoría están muy decepcionados con la dirección que está tomando la Fórmula 1 en estos momentos. Se sienten alejados de ella y que los están desechando luego de veinte, treinta o cuarenta años de amor incondicional.

Para intentar revertir esto la FIA deberá tomar las riendas nuevamente y dar instrucciones expresas a los comisarios de pista para que piensen más en el deporte y menos en el espectáculo. Esa es la primera medida para volver a tener una categoría sana nuevamente aunque Red Bull les saque un segundo por vuelta a sus rivales. La segunda medida sería tener un reglamento menos restrictivo pero nada servirá si antes no se terminan con los abusos de Safety Car y de banderas rojas en pista.

Liberty Media solamente hará su negocio y cuando ya haya exprimido a la categoría lo suficiente buscarán otro destino para sus inversiones, así de simple. En el medio quedarán los equipos y la FIA inmersos en un caos del cual les costará salir. Y recién tal vez allí reflexionen sobre el daño que le hicieron a la Fórmula 1 (por acción u omisión) para que no vuelva a suceder.

A la Fórmula 1 la detiene el agua pero no los misiles…

Fotos: gentileza Red Bull Racing y Prensa Fórmula 1.

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