
El piloto neerlandés sigue sumando victorias en el año. En Brasil dio una clase de conducción al resto. Gran tarea de Lando Norris, Fernando Alonso y Checo Pérez. Pésimo fin de semana para Mercedes y para Lewis Hamilton. Sonríe Checo.
Ya no quedan adjetivos calificativos para describir cada actuación de Max Verstappen porque el actual tricampeón se supera a sí mismo carrera tras carrera. Los poquísimos errores que comete pasan inadvertidos por la distancia que les saca a sus rivales. Su nivel conductivo es tan alto que los aficionados a la Fórmula 1 dejaron de prestarle atención y lo toman como algo rutinario. Max tiene tanto talento que hace creer al público que todo lo que hace es normal.
El viernes se avivó antes que el resto que tenía una sola oportunidad para marcar un tiempo de pole. Como si eso hubiese sido poco el sábado dio un curso en vivo y en directo sobre como debe largar un piloto para llegar a la primera curva como líder. Y el domingo dominó la carrera en Interlagos prácticamente sin despeinarse ya que controló la misma de principio a fin y Lando Norris solamente una vez pudo ponerlo en aprietos.
Max está batiendo todos los récords que se van cruzando en su camino. Ganó diecisiete de las veinte carreras disputadas en la temporada 2023 lo cual le da un porcentaje del ochenta y cinco por ciento de victorias. Solamente no pudo subir a lo más alto del podio en Arabia Saudita, Bakú (triunfos de Checo) y en Singapur donde ganó Carlos Sainz.
Superó a Alain Prost en el historial con su triunfo en São Paulo (ya cuenta con 52 victorias en su haber contra 51 del extraordinario piloto francés) y en Las Vegas o en Abu Dabi alcanzará (o superará si gana las dos pruebas) la marca de Sebastian Vettel y sus cincuenta y tres triunfos. Entre el 2022 y 2023 se disputaron cuarenta y dos carreras hasta el momento y Super Max ganó treinta y dos de ellas.
El comienzo de la carrera fue caótico ya que primero Charles Leclerc se despistó durante la vuelta previa debiendo abandonar antes de largar y en la largada se produjo un roce entre ambos Haas que derivó en los abandonos de Alex Albon y de Kevin Magnussen. El Safety Car entró en acción en un primer momento pero Dirección de carrera decidió que lo más conveniente era una bandera roja para retirar ambos monoplazas y los restos que dejaron en el asfalto.
Lando Norris trató de presionar a Max luego de la nueva largada pero el campeón lo controló siempre hasta que apretó un poco el acelerador y se puso a resguardo. A partir de allí las emociones se trasladaron a las remontadas que estabas haciendo Sergio Pérez y Carlos Sainz y a la pérdida de rendimiento progresiva de los Mercedes que los mandaron a la zona baja de los puntos.

VIDEO: no hay manera de detener a Max
Mercedes se complicó en todos los frentes
El fin de semana en Interlagos pintaba bien en la previa para el equipo de Brackley (muchos afirmaban que los Mercedes eran amplios favoritos en el circuito paulista ya habían ganado allí en las temporadas 2021 y 2022) pero la realidad terminó mostrando otra cosa ya que el W14 nunca se sintió cómodo sobre el asfalto brasileño.
Ni George Russell, que debió abandonar por exceso de temperatura del aceite del motor, ni Lewis Hamilton pudieron sostener un ritmo de carrera decente porque la puesta a punto del W14 no funcionó en Interlagos ya que no tuvieron velocidad punta por un lado y debieron luchar con la gestión de los neumáticos por el otro.
Todo ello se tradujo en unos resultados paupérrimos tanto para Hamilton como para la escudería de Brackley respecto a la lucha que sostienen por ambos subcampeonatos contra Checo Pérez y Ferrari respectivamente. A Mercedes (y a Lewis, of course) le aparecieron estos problemas en el momento menos indicado ya que están en medio de una pelea por ser escoltas de Red Bull y de Max Verstappen.
La prematura deserción de Charles Leclerc durante la vuelta previa le daba esperanzas al equipo de Toto Wolff de distanciarse aún más de Ferrari pero el abandono de George Russell y la falta de ritmo de Hamilton permitieron que la Scuderia recorte esa distancia a tan sólo veinte puntos cuando aún quedan dos carreras por disputarse.

El subcampeonato está más cerca
Sergio llegó a Brasil tan sólo con veinte puntos a su favor sobre Hamilton y la preocupación en la previa era que el Mercedes anduviera muy bien y que Lewis pudiera descontarle una buena cantidad de puntos y acercarse aún más para definir todo en las dos últimas carreras haciendo prevalecer su gran experiencia en estas lides.
Sergio Pérez se debía un fin de semana como el que tuvo en Brasil. El viernes se complicó durante la clasificación cuando debió abortar la vuelta en la Q3 por un despiste de Oscar Piastri que lo condenó a largar desde la novena posición en la competencia principal. Eso no era una buena noticia ya que Lewis Hamilton largaba desde el quinto lugar.
Lo que en un principio debió ser una carrera de control de daños (impedir que Lewis achique excesivamente la distancia entre ambos) se transformó en una competencia en la cual Checo pudo estirar la ventaja que tenía sobre Lewis a treinta y dos puntos con sólo dos grandes premios por disputarse. Las cartas están sobre la mesa y aún quedan un par de manos por jugar.

Fotos: gentileza Mercedes AMG F1 y Red Bull Content Pool.