
El equipo alemán aún no solucionó los problemas del W13. Está lejos de Ferrari y Red Bull pero atrás no lo incomoda nadie. Aparenta ser una temporada durísima para el equipo de Brackley quienes se encuentran en una encrucijada.
Parecen posiciones antagónicas pero en realidad son las dos caras de una misma moneda. La lucha entre Lewis Hamilton y Max Verstappen en la temporada 2021 tuvo un costo altísimo para Mercedes que deberá afrontar este año. Pelear hasta el final afectó directamente al desarrollo del W13. Son muchos los interrogantes que sobrevuelan en Brackey y que necesitan respuestas contundentes más temprano que tarde.
Nadie hubiera imaginado un comienzo de campeonato como el que está teniendo Mercedes en este momento. La teoría del engaño quedó rápidamente descartada luego de las carreras en Bahréin y en Arabia Saudita en las cuales se vio un auto con demasiados problemas para tener ritmo de carrera y con un porpoising extremamente virulento. En Australia se aprovecharon de los abandonos de Carlos Sainz y Max Verstappen para terminar por detrás de Leclerc y Pérez. Que el segundo puesto en el Campeonato de Constructores no te engañe.

Ese limbo tan temido
El W13 nació con problemas y estos son difíciles de solucionar. La incorrecta distribución de pesos, un centro de gravedad demasiado alto, el sobrepeso del monoplaza y el porspoising que aún no pueden domar los ingenieros son una combinación espantosa para afrontar una larga temporada como la actual.
Esos pontones tan estrechos que usa Mercedes también los probó Ferrari en el simulador siendo rápidamente descartados por Mattia Binotto y compañía. En Maranello tuvieron diez horas más por semana de trabajo en el túnel de viento respecto a Mercedes. Los resultados están a la vista.
Mercedes está en un limbo que puede terminar siendo perjudicial para ellos mismos si en el corto plazo no logran obtener algún resultado. No es lo mismo mejorar el auto que recortar distancias con los líderes. No les alcanza para ir en busca de Red Bull y Ferrari pero tampoco los equipos de atrás tienen como incomodarlos. Lejos de unos y otros.
Por ello no extrañaría que si no consiguen resultados en esta temporada entonces terminarán usando al W13 como conejillo de Indias para probar soluciones para el auto del próximo año. En ese momento se sabrá que camino tomarán en Brackley porque el W14 está a la vuelta de la esquina en términos de diseño. A veces hay que retroceder un paso hacia atrás para avanzar dos. Ferrari puede dar fe de ello.

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El respeto hacia los campeones
Mercedes ya demostró sobradamente que es un equipo que sabe sobreponerse a las dificultades. En 2017 y 2018 lo hicieron muy bien pero con algún matiz diferente a la actualidad. Tanto el W08 como el W09 eran buenos autos a diferencia de este W13. Para mejorar el monoplaza del 2022 hacen falta mucho trabajo y dinero.
Allí es donde comienza a jugar el temido techo presupuestario. Las ideas pueden ser muchas y novedosas pero habrá que ver cuanto más puede gastar Mercedes sin superar el límite de 145 millones de dólares anuales. Que la urgencia por perseguir a los demás no les nuble la vista.
El panorama es complejo y absolutamente nadie imaginaba este comienzo de las flechas de plata, muy por el contrario se estimaba que iban a estar en la pelea grande. Mientras más tiempo se demore Mercedes en encontrar soluciones más ventajas le habrán sacado Ferrari y Red Bull.
Por lo pronto habrá actualizaciones en los próximos grandes premios. Habrá que ver si solamente será una evolución del auto o si realmente pueden recortar distancias. La F1-75 está sobrada de rendimiento. La tarea es muy difícil pero son los últimos campeones y casi siempre sacan un conejo de la galera. ¿Nos sorprenderá una vez más el mago Toto?

Fotos: gentileza Mercedes AMG F1.