
La Scuderia no logra escapar de la lógica de fracasos constantes en las cuales está inmersa desde hace 43 años con la excepción del periodo Schumacher-Raikkonen. Esta racha es la segunda peor de su historia y no se avizora un horizonte con títulos.
La situación es difícil y casi insostenible para alguna gente que toma decisiones en el pitwall de Ferrari. Una temporada que arrancó de manera muy prometedora se terminó convirtiendo en una pesadilla por la forma en que se fue desmoronando el equipo desde Imola en adelante pese a las victorias en Gran Bretaña y Austria.
Esto trajo a colación el recuerdo de años anteriores en los cuales el equipo de Maranello desperdiciaba de manera burda sus opciones de campeonato. Y esto no es precisamente algo nuevo, claro que el nivel de imaginación utilizado para autoboicotearse durante el 2022 no se vio nunca…
Y allí entran los dos componentes que condicionan el presente de la casa de Maranello: el miedo a perder (que va de la mano con el temor a ganar) y el peso de su historia. Y Ferrari está intoxicado con altas dosis de ambos, romper ese esquema será muy difícil en el contexto actual. Un líder, un faro que los guie, sería de gran ayuda en este momento.
Esos líderes en el pasado que le devolvieron la gloria a Ferrari fueron Niki Lauda quien terminó en 1975 con la sequía de títulos que arrastraba el equipo dirigido por don Enzo desde 1964 con el campeonato conseguido por John Surtees.
En el año 2000 (y luego de pelear en 1997, 98 y 99) fue el turno de Michael Schumacher para terminar con los veintiún años de fracasos acumulados (el último título de pilotos lo había ganado Jody Scheckter en 1979 mientras que en Constructores no triunfaba desde 1983) que incluyeron hasta la muerte de su mítico fundador.
Con ambos campeonatos del 2022 prácticamente decididos la frustración actual asciende a quince años (el último título de pilotos estuvo a cargo de Kimi Raikkonen) o dieciséis temporadas (último Campeonato de Constructores). Como sea estamos hablando de mucho tiempo sin ganar para un equipo como Ferrari.

El miedo a perder condiciona todo
El equipo de Maranello está inmerso en un círculo vicioso del cual no puede salir desde hace muchísimos años. Las excepciones a la regla fueron Niki Lauda y Michael Schumacher. Antes y después de ellos todo fue cuesta arriba pese a los títulos ganados por Scheckter y Iceman ya que estos aprovecharon las estructuras moldeadas tanto por The Computer como por Schummy.
El secreto de la gloria de Ferrari en la F1 no es su eficacia sino su perseverancia. Un equipo que gana sólo 16 títulos de Constructores y 15 de pilotos en 73 temporadas no es muy eficiente que digamos más allá de la pasión y el empeño que le ponen. La Fórmula 1 es un deporte tan inglés como el cricket en el cual todos, pero absolutamente todos, tratan de ganarle a un equipo italiano…
Mercedes tiene 15 temporadas en la Fórmula 1 y consiguió 9 Campeonatos de Pilotos y 8 Copas de Constructores. Los alemanes tienen sólo un 20 % del tiempo que tiene Ferrari en la categoría y así todo tienen casi el 50 % de efectividad.
Pese a estos números nadie en su sano juicio puede poner en duda la grandeza de Ferrari ni sus logros. Y estos podrían ser muchos más si no hubiese dilapidado tantas oportunidades propicias a lo largo de su historia.
Este bloqueo que padece el equipo italiano obedece al peso de su grandioso pasado y al miedo a perder. Aquí hay que olvidarse parcialmente de soluciones técnicas, potencias de UPs o desgaste de las cubiertas y comenzar a hablar de otra cosa ya que todo termina afectado por los problemas de marras.

El peso de su historia
Esta es la raíz de todo los males de Ferrari que terminan afectando al presente y al futuro del mítico equipo italiano. No se puede vivir de las glorias pasadas. Está muy bueno sentir orgullo por la historia pero eso de ningún modo debe condicionar a la actualidad. Si se gana o si se pierde soló debería ser analizado bajo los parámetros actuales y no mirando hacia atrás.
Trabajar en Ferrari es una gran presión en todos los niveles ya sea siendo mecánico, ingeniero, jefe o piloto. La pasión que llega desde afuera condiciona todo. ¿Cuántos pilotos llegaron como estrellas a Maranello y se tuvieron que ir con el rabo entre las piernas? Alain Prost es el caso más emblemático de todos aunque el destrato que recibió Sebastian Vettel en la temporada 2020 también fue épico.
Ferrari necesita una revisión integral de su manera de pensar para volver a ganar títulos. Sacarse el peso de la historia y no mirar el almanaque donde está asentado su último título es de una gran ayuda. Necesita cambios puntuales en su conducción (Laurent Mekies e Iñaki Rueda ya cumplieron su ciclo) y encontrar un líder. Cambiar el chip y reinventarse, ese es el gran desafío que tiene por delante Ferrari para el 2023.

Fotos: gentileza Scuderia Ferrari.