
El piloto neerlandés ganó brillantemente el Gran Premio de Canadá y estiró la ventaja sobre sus rivales. Solamente Charles Leclerc podrá pelearle el campeonato si es que Ferrari soluciona sus problemas.
Tuvo un comienzo de temporada con algunas dudas provocadas por el funcionamiento de su RB18 que lo hicieron abandonar en Baréin y en Australia. Todo ello se tradujo en un gran dominio por parte de Charles Leclerc pero Red Bull supo reaccionar a tiempo y Max Verstappen se transformó en el principal candidato al título sostenido en su rendimiento y en sus seis victorias hasta el momento.
El actual campeón del mundo está yendo de menos a más en su rendimiento y su estilo de manejo se volvió más sereno desde que logró destronar a Lewis Hamilton en Abu Dabi. Está manejando de una manera soberbia y ejecuta absolutamente todo lo que piensa. En Canadá dominó bajo la lluvia y el día viernes, aniquiló a sus rivales en la qualy del sábado y el domingo dio una clase de conducción para quienes aún cuestionan su talento.
Pareciera que no tiene contrincante en su búsqueda por el segundo título de su carrera. Checo Pérez no peleará con él por una cuestión política dentro de Red Bull mientras que Charles Leclerc es una incógnita y no por su rendimiento precisamente sino porque Ferrari parece navegar en un mar de dudas. La indecisión está costando cara en Maranello…

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Un gran piloto con un auto acorde
El RB18 nació por detrás de la excelente F1-75 pero luego de Australia se puso a la par y la superó en los siguientes grandes premios. Victorias en Arabia Saudita, Imola, Miami, España, Baku y Canadá para Max mientras que Checo hizo lo propio en Mónaco. Demasiado para las dudas de Ferrari.
La discusión es eterna sobre la incidencia que tiene un auto sobre el piloto o viceversa. Un buen auto con un piloto mediocre no es una buena combinación al igual que un buen piloto con un auto malo. Ambas ecuaciones conseguirán resultados esporádicos pero no tendrán la consistencia necesaria a lo largo de una temporada completa para pelear por ningún título. Max Verstappen es un gran piloto que tiene a su disposición un auto a su altura conductiva.
El trabajo realizado una vez más por Adrian Newey dio resultado. Si bien en algún momento Max se enfrentará a penalizaciones tal como le pasó a Charles Leclerc en Canadá (el monegasco cumplió una gran carrera y trepó hasta el quinto puesto largando desde la la decimonovena posición) lo cierto es que el RB18 está andando muy bien aunque tiene un punto para corregir respecto a su confiabilidad.
El abandono de Checo Pérez en el Circuit Gilles Villeneuve hará que se extremen los cuidados en Milton Keynes para que estos imprevistos habituales en el primer año de un cambio reglamentario no se hagan costumbre. Max ya tuvo que abandonar dos veces en el transcurso del año y no está exento que pueda volver a ocurrirle en los próximos grandes premios.

Charles Leclerc, el único retador a la vista
Es cierto que el piloto monegasco está viviendo tiempos turbulentos en Ferrari. Y esta vez no se trata de maltratos hacia sus pilotos o algo por el estilo. No, en este momento sus problemas están relacionados con la falta de confiabilidad de su F1-75 y unas estrategias bastantes cuestionables por parte del equipo italiano.
La casa de Maranello cayó en un pozo depresivo que la llenaron de dudas. Tienen un auto hecho para ganar y disponen de una pareja de pilotos interesante que son rápidos pero desde que comenzaron a mirar más hacia el garage de Red Bull que a ellos mismos comenzaron los problemas.
La UP tuvo problemas de confiabilidad pero aparentemente los mismos se subsanaron. Ferrari debe rever sus estrategias rápidamente. Error en Mónaco con Charles, acierto en Baku con Leclerc y nueva equivocación en Montreal con las cubiertas de Carlos Sainz para pelear por la victoria son demasiados traspiés en sólo tres grandes premios. Max Verstappen lidera el campeonato con solidez y prepotencia mientras espera rival. ¿Podrá serlo Charles Leclerc?

Fotos: gentileza Oracle Red Bull Racing y Scuderia Ferrari.