
El piloto español persiguió a Max Verstappen durante quince vueltas en Canadá pero no pudo superarlo. Las claves pasaron por los neumáticos duros y por la cantidad de vueltas que estuvo el Safety Car en pista. Ferrari debió apostar por los neumáticos rojos.
Fueron quince giros frenéticos en el Circuit Gilles Villeneuve de Montreal en los cuales Carlos Sainz persiguió con ahínco y determinación al campeón Max Verstappen. El piloto madrileño llegó a ponerse a nada más que cuatro décimas pero nunca pudo mostrarle el auto para intentar superarlo. A la F1-75 le faltaba algo…
Max siempre le cerró todos los espacios a Carlos y el poder de tracción de su RB18 que le permitía salir mejor armado de la horquilla L’Énpingle hicieron el resto para conservar la ventaja. La F1-75 no pudo traccionar (unos de sus principales atributos) tal como lo venía haciendo a lo largo del año. Para ganar Ferrari debió apelar a una planificación distinta pero se equivocaron nuevamente con la estrategia de sus dos autos.
Esto significaba jugársela ante el rival y en lugar de copiar su estrategia buscar una alternativa distinta. El margen de acción de Ferrari era muy estrecho respecto a Carlos Sainz ya que el piloto español no tenía guardados ningún set de cubiertas amarillas en su garage.
Las opciones eran montar los neumáticos duros que le colocaron o apelar a unos de los tres juegos de cubiertas blandas que estaban sin usar. Los italianos fueron conservadores en su elección y así le quitaron a Carlos la gran posibilidad de obtener su primera victoria en la Fórmula 1. Claro que en el medio hubo un hecho al cual no se le prestó la atención suficiente.

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Un Safety Car que engañó a todos
Corría la vuelta 49 cuando Yuki Tsunoda sufrió un insólito despiste a la salida de los boxes que obligó a la entrada de Bernd Mayländer para desalojar la pista. Los equipos reaccionaron prontamente y pusieron cubiertas duras ya que aún quedaban 21 giros hasta el final. Carlos Sainz recién pudo entrar en boxes en la vuelta siguiente porque ya había pasado por la entrada de boxes cuando se habilitó al SC.
Primero hubo una doble bandera amarilla pero luego de un rato se cambió a SF. Con ello se rompió la tregua que venía desde la vuelta 20 cuando el abandono de Mick Schumacher derivó en un Virtual Safety Car. Todos esperaban con ansias este coche de seguridad que se demoró un buen rato en hacer su presencia en pista. Y allí murieron las esperanzas de los tifosi de ver ganar a Carlos Sainz.
Ferrari, al igual que el resto de los equipos, no pensó que entre las banderas amarillas y el Safety Car iban a comerse seis vueltas vueltas de carrera. Pensaron que sacar el auto de Tsunoda sería más fácil. Por ello es que se decantaron por los neumáticos duros y no por los blandos. De haberle colocado las cubiertas blandas a Sainz bien pudo alterar el resultado del gran premio. El segundo lugar le sirve a Carlos pero no a Leclerc en su lucha con Max. Y la Scuderia, perdida por perdida, debió arriesgar para intentar la victoria.
La mayor preocupación de los equipos era la duración de las cubiertas blandas. Por ello es que la casa de Maranello optó por los neumáticos duros en lugar de las gomas rojas para atacar a Max con posibilidades de éxito. Primero demoraron en llamar a Charles Leclerc cuando el monegasco no podía superar al Alpine de Esteban Ocon. Cuando lo hicieron condenaron a Charles a ir detrás del trencito liderado por Lance Stroll. Y luego esto…

Ferrari debe recuperar su confianza en sí misma
Esa es la tarea más complicada que tiene Il Cavallino Rampante. Mattia Binotto lo sabe como también sabe que tuvieron la victoria al alcance de la mano en Canadá. El equipo debe volver a ganar prontamente para que ni Max ni Red Bull se escapen de manera irremediable.
Auto y pilotos capaces de triunfar tienen pero ahora llegó el turno del resto del equipo para demostrar que pueden funcionar como tal. Iñaki Rueda se equivocó en Mónaco y en Montreal pero en Baku tomó una decisión más que acertada con Charles que luego se vio empañada con el abandono del monegasco por problemas en su motor. La confiabilidad y las penalizaciones son las otras batalla que Ferrari está dando ahora y que Red Bull deberá dar en algún momento de la temporada.
En Silverstone estrenarán un nuevo paquete de actualizaciones. Charles Leclerc utilizó ese nuevo alerón trasero descargado y obtuvo una buena velocidad final mientras que Carlos se quedó con el récord de vuelta con una configuración más ortodoxa.
Lo cierto es que Ferrari está de vuelta y pudo haber ganado en Canadá si arriesgaba un poco con la estrategia. Lo bueno es que la casa de Maranello está vuelta y sólo hay que esperar para ver si está vez podrá plantearle lucha a Red Bull o si sólo es un espejismo ya habrán dilapidado sus recursos una vez más.

Fotos: gentileza Scuderia Ferrari.