
La altitud de la capital mexicana incidirá tanto en los pilotos como en los autos debido al mal de la montaña (apunamiento para los argentinos) y a la menor densidad del aire que afecta a los motores y a la aerodinámica.
La carrera que se disputa todos los años en el Autódromo Hermanos Rodríguez es una de las más exigentes que tiene el calendario de la Fórmula 1 cada temporada. Y esto no se debe sólo al calor imperante en la ciudad de México durante el mes de noviembre sino que aquí comienza a jugar un papel decisivo la altura sobre el nivel del mar, una frase que los deportistas de élite simplemente detestan, ya que la misma que termina condicionando todo.
En el caso de La Máxima dicha referencia es aún peor ya que la altura no sólo afecta el rendimiento de los pilotos sino también de los autos debido a la menor presión atmosférica que hay en el ambiente. Los ingenieros de cada equipo saben como minimizar los efectos de la altura en cada auto para que rindan en condiciones parecidas al llano.
El Autódromo Hermanos Rodríguez está ubicado a 2.285 metros sobre el nivel del mar mientras que los efectos de la altura se comienzan a notar a partir de los 2.000 metros. Ello termina afectando tanto a pilotos como monoplazas y convierte al Gran Premio de México en una de las competencias más duras de la temporada tal como sucedió en Catar. Básicamente a mayor altura hay menor densidad del aire.
En el caso del automovilismo en general y de la Fórmula 1 en particular también hay que sumar el esfuerzo excesivo que deben realizar los motores térmicos ante la menor densidad del aire para refrigerar al mismo por un lado y la aerodinámica por el otro ya que los autos deben ir con la máxima carga aerodinámica posible ya que la resistencia al avance en el Autódromo Hermanos Rodríguez es mínima.

Así actúa la altura en el físico de los pilotos
Los efectos adversos de la altura (principalmente hipoxia, falta de oxígeno en el cuerpo) comienzan a aparecer a los 2.000 metros de altitud siendo más propensas a sufrirlos las personas menores de cincuenta años que vivan a menos de 1.000 metros de altura sobre el nivel del mar. Esta falta de oxígeno se traduce en un menor rendimiento deportivo. Los síntomas van disminuyendo a medida que el cuerpo se adapta a la altura.
Los tiempos en los cuales viven los deportistas de élite hacen que se adopten diferentes estrategias a la hora de ir a participar de un evento en la altura siendo la más común en el caso del fútbol llegar casi sobre la hora del partido porque los efectos adversos recién aparecen luego de ocho horas de estadía en el lugar.
En el caso de la Fórmula 1 esta aclimatación es diferente porque los pilotos terminaron la carrera en Austin, descansaron un par de días y luego fueron a la ciudad de México para participar de la carrera. Allí no hay aclimatación posible porque se necesitan un promedio de diez días para hacer una correcta adaptación y por lo tanto sólo se buscará mitigar los malestares que puedan aparecer. El esfuerzo físico que deben hacer los pilotos es bestial.
Carlos Sainz no participó de ninguna de las actividades del día jueves en el Autódromo Hermanos Rodríguez debido a una indisposición estomacal, uno de los efectos indeseados de la altura durante el proceso de aclimatación a la misma. Ferrari no dio a conocer la causa de este malestar que afectó al piloto español ya que también pudo haberse a alguna comida típica mexicana o a alguna bebida. Igualmente Carlos participará del gran premio.

Dame aire, dame dame aire
Todos los equipos llevan la máxima carga aerodinámica a México para sus monoplazas. Un alerón usado a cien metros de altura sobre el nivel del mar tendrá un rendimiento completamente diferente si a ese mismo alerón se lo utiliza en el Autódromo Hermanos Rodríguez a 2.285 metros de altitud ya que no generará el mismo drag debido a la menor densidad del aire. Los autos desarrollan en México la velocidad punta de Monza pero con la carga aerodinámica de Mónaco.
La menor densidad del aire provoca inconvenientes en las unidades de potencia para refrigerar el ICE (motor térmico) y para disipar el calor generado por la parte híbrida de los motores. Por ello los equipos llevan a México branquias más grandes de lo habitual. Encontrar aire en cualquier parte es la consigna.
La potencia de los motores sigue siendo la misma pero la falta de oxígeno lleva a que estos sean recalibrados para poder actuar en la altura y para que la combustión no se vea afectada lo cual se vería traducido en menor potencia y un mayor consumo de combustible. El turbocompresor es una gran ayuda al respecto.
México no es una carrera más en el calendario y el nivel de complejidad que deben manejar los equipos la hacen muy atractiva. Los desafíos que representa tanto para los pilotos como para los ingenieros la convierten en una competencia muy demandante ya que no hay otro gran premio de Fórmula 1 con las características tan particulares que tiene esta carrera. ¡A disfrutarla!

Fotos. gentileza Red Bull Content Pool y Scuderia Ferrari.