Es imposible detener a Max

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El piloto neerlandés tuvo una asombrosa remontada y se quedó con el Gran Premio de Bélgica sin ningún tipo de oposición. Ya no tiene rivales y el bicampeonato asoma en el horizonte.

A priori no era una misión fácil pero Max Verstappen tuvo un nuevo auto cohete como el que usó Hamilton en Brasil 2021. A diferencia de lo sucedido en Interlagos esta vez Max solamente debía administrar los 80 puntos de ventaja sobre Charles Leclerc para ceñirse la corona por segunda vez en su trayectoria.

En Red Bull decidieron cambiar la UP tras conocer que Ferrari haría lo mismo con Charles Leclerc (brillante nuevamente Hannah Schmitz) y buscaron que Max clasifique por delante del piloto monegasco. El plan era terminar en la qualy lo más arriba posible para largar en la zona media ya que siete pilotos debían cumplir penalizaciones por cambiar sus UPs.

La penalización a cuestas no fue un impedimento para que en la Q3 marcara el mejor tiempo del fin de semana sólo con un intento. Verstappen clavó 1:43.665 y le sacó una diferencia de 632 milésimas a Carlos Sainz quien largó en punta. La sensación de desasosiego se apoderó del resto de los equipos ese mismo sábado…

El RB18 totalmente revitalizado con su nueva unidad de potencia se sintió poderoso en manos de Max. El piloto neerlandés está mostrando un salto cualitativo en sus habilidades conductivas. Y ese nivel se nota carrera tras carrera ya que su evolución es constante.

Max pasó de ser un joven impetuoso maliciosamente apodado Crashtappen a un piloto experimentado que se tiene una gran confianza y que sabe manejar muy bien. Todo este combo hizo implosionar a Ferrari primero y a Charles Leclerc después.

Max vuela a la victoria en el mítico Spa-Francorchamps.

Analizamos el triunfo de Max

Una gran confianza

Max Verstappen es un pilotazo, es el heredero natural de Lewis Hamilton. Con apenas 24 años ya tiene un título en su haber y el segundo está a la vuelta de la esquina. Tiene el camino despejado ya que Ferrari se equivocó groseramente con Charles Leclerc durante toda la temporada y el monegasco terminó de sucumbir en Spa-Francorchamps.

Largaron juntos (Max 14 y Leclerc 15) pero Verstappen lo hizo con una determinación vigorosa para buscar la victoria que el piloto número 16 no tuvo ya sea por fallas del auto o porque su confianza quedó severamente afectada luego de los últimos desaguisados de Laurent Mekies e Iñaki Rueda. Y como todo deporte que se precie de serlo en la Fórmula 1 la cuestión mental es vital.

Y Max es un piloto muy fuerte mentalmente. En el 2021 no se dejó amilanar por Lewis Hamilton y sus juegos mentales y ahora, con la experiencia adquirida, hace gala de su frialdad a la hora de conducir para someter a sus rivales sin contemplaciones.

Charles Leclerc nunca pudo ser rival de Max en Bélgica.

Un equipo que ayuda

Red Bull dio un salto cualitativo como equipo luego de pelear durante todo el 2021 con Mercedes. Todo las medidas que toman en Milton Keynes apuntan hacia un solo objetivo: ganar. Y no les interesa otra cosa. Todos los integrantes del equipo tienen ese objetivo y trabajan de manera clara y directa para conseguirlo.

Esto va desde los mecánicos hasta los ingenieros pasando por los jefes de departamento hasta llegar a Max y a Checo. La dirección es clara y todos están convencidos del camino a seguir. Nadie cuestiona la toma de decisiones de los líderes ya que confían en ellos. Y parafraseando a Diego Latorre: Ferrari es un cabaret. El ahora comentarista de fútbol argentino dijo en 1997 que el equipo donde jugaba tenía problemas y se despachó con su célebre e inolvidable frase: Boca es un cabaret. En el caso de la Scuderia lo es a niveles organizativos.

Red Bull y Mercedes tienen un concepto de la previsión, el orden y la planificación que brillan por su ausencia en Maranello. Para ganar campeonatos hay que tener estas cualidades y en Red Bull se prepararon para dominar varios años. Mientras tanto Max saca provecho de todo ello y está aun paso del bicampeonato.

Max festeja su triunfo sobre el RB18.

Fotos: gentileza Red Bull Racing.

Gonzalo Ferrer

Periodista. En los 90 era el encargado del rugby en LV12 de Tucumán. Cubrí la histórica gira de los Springboks por Argentina en 1993 y seguí al seleccionado de la URT en su era de mayor esplendor. En 2019 decidí incursionar en el periodismo escrito. Dirigí DDMO y actualmente EFECTO SUELO, blog rosarino sobre Fórmula 1.

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