El gran piloto austríaco fue tres veces campeón del mundo y además sobrevivió a un terrible accidente en Nürburgring en 1976 que lo marcó por el resto de su vida. Un ejemplo de resiliencia y voluntad.
Niki Lauda fue un piloto extraordinario, dueño de un temple y una sangre fría envidiables. Y muy sagaz a la hora de correr. Ahora vamos a tomarnos el tiempo necesario para honrar y recordar al gran piloto austríaco en primera persona. Danke Niki!
Niki fue un tipo que sin darme cuenta marcó mi infancia. Porque el austríaco no solamente fue un piloto extraordinario sino que además fue un ejemplo de vida para mucha gente.
The Computer fue el primer gran piloto del que tuve conciencia en mi niñez cuando descubrí la Fórmula 1 entre 1974 y 1975. No lo fueron ni Sir Jackie Stewart ni Emerson Fittipaldi ya que era muy chico. Tampoco Carlos Alberto Reutemann que estaba en otro nivel en mi consideración por el sólo hecho de ser un piloto argentino y bastante exitoso por cierto. Fue Niki Lauda a bordo de su Ferrari 312 T de 1975 con la cual consiguió su primer título mundial quien me mostró el mundo de la Fórmula 1 junto al querido Lole.

Un sobreviviente
Domingo 1 de agosto de 1976. Día del Niño en la Argentina. Reunión con una banda hermosa de tíos jóvenes veinteañeros hasta que vemos (no recuerdo si era en directo, en diferido o en un noticiero. Sepan disculpar, tenía nueve años) unas imágenes de un accidente en un circuito al cual conocía de nombre pero que este era impronunciable para una criatura.
Un choque contra un guardrail, el auto que vuelve a la pista y es chocado por otro competidor que lo manda hacia el otro guardrail. En el medio hay pedazos de autos y fuego, mucho fuego sobre la Ferrari 312 T2 de Niki Lauda.
De repente aparecen otros pilotos que arriesgan su pellejo para salvarle la vida. Ellos son Arturo Merzario, Guy Edwards, Brett Lunger y Harald Ertl. Pasa más de un minuto hasta que pueden desabrocharle el cinturón y sacarlo del auto en llamas. Niki se debatió entre la vida y la muerte durante unas cuantas jornadas y llegó a recibir la extremaunción en algún momento de su internación.
Quemaduras de primer y tercer grado en la cabeza, manos y rostro más la inhalación de los gases de combustión le auguraban poquísimas posibilidades de sobrevivir al austríaco. Hasta Enzo Ferrari había contratado a Carlos Reutemann para que lo reemplace ya que las chances de sobrevivir del campeón del mundo eran casi nulas.
Nadie contaba con la determinación y la voluntad de Lauda. Sólo cuarenta días después regresaba a las pistas en Monza. Perdió el campeonato de ese año por un punto de diferencia con James Hunt pero tuvo revancha con el título de 1977 y más tarde con el conseguido en 1984 por medio punto de diferencia sobre Alain Prost.

Un ejemplo de resiliencia
Esa es la palabra clave de esta historia, como convertir en un hecho positivo un hecho adverso. Lucha, tenacidad no rendirse jamás aunque esté lleno de dudas. Todo eso nos enseñó Niki. Sobre los mitos que andan dando vueltas respecto a su forma de ser no pienso emitir opinión. Yo sólo veo a un hombre que supo superar las adversidades de la vida y que además de ello fue un piloto extraordinario. Danke Niki!

Fotos: gentileza McLaren, Mercedes AMG F1 y Scuderia Ferrari.